palabras de aire al parpadeo,
y alrededor de tu iris, un paseo,
entre beso y beso, me voy dando.
Escuchar el aire que respiras,
cosquilleo de la sangre por las sienes,
y rotundo en mi pupila te detienes
y sentir cómo se encajan nuestras vidas.
Palabras, acuarelas y lápices
Y sesenta y seis años después, aquel hombrecillo gentil de cabellos de oro, bajó de las estrellas; había vuelto. Nadie pudo avisar a Antoine. Tuvo una “panne”, pero esta vez no pudo arreglar el motor…
Como en su primera visita sólo había estado en el desierto y su zorro, inexplicablemente, no estaba esperándole puntualmente, pensó que era un buen momento para viajar y conocer nuevos lugares de este curioso planeta.
Encontró ciudades altas, llenas de humo… es muy peligroso no deshollinar los volcanes diariamente, muy arriesgado, pensaría. Láminas de agua que no reflejaban las estrellas, bosques vacíos, baobabs de hierro arrancando el suero a las entrañas de la tierra. Calles para locos en desfile, hablando solos, con las miradas perdidas, preocupados por el tiempo que les muerde los bajos de los pantalones. Naturaleza mal enmacetada, copias baratas de los orígenes. Qué extraño. Cómo pudo cambiar tanto todo en tan poco tiempo.
Y siguió caminando sorprendido a cada paso y… (fin de la primera parte)