miércoles, 27 de abril de 2011

FROM THE ROOF

Nunca había hecho antes este ejercicio. Traducir uno de mis relatos. But Angela encouraged me to do it ;)
Aquí está el resultado.

DESDE EL TEJADO

Diría que nadie sube a la azotea de la comunidad. A veces hay alguna sábana tendida, bandera doméstica con olor a suavizante. Apenas alguna señal más de que alguien visita ese espacio. No hay barandilla, sino un muro no muy alto, pero que para mí, no muy alta, es un obstáculo más que suficiente. Y lo salvo acercando una silla pequeña, de esas beige de colegio de primaria y que siempre está en el mismo rincón donde la vi por primera vez y donde la vuelvo a dejar al bajar a casa. Nadie la usa tampoco, señal de la poca vida que los vecinos dan a la azotea, o bien de sus, mínimo, metros setenta, que los
convierten en buenos oteadores sin necesidad de remiendos a su altura. Acerco la silla y ante mí, todo un mar de desniveles, de aristas de tejados, de azoteas, antenas, pararrayos incluso. La Catedral, San Juan de Dios, San Jerónimo, La Alhambra y Sierra Nevada. Un paisaje privilegiado desde encima de mi sillita de colegio. Alzando la vista al cielo, los vencejos requiebran el atardecer veraniego lanzando sus agudos chillidos. Extiendo los brazos cerrando los ojos, empapándome de la brisa ligera y fresca. Y al abrir los ojos, mi vecina, la abuela regordeta y sonrosada, me observa pasmada con el barreño de la colada apoyado en la cadera y la mano arqueada en la frente esquivando los últimos rayos del día.

FROM THE ROOF


Nobody goes to the roof terrace. Sometimes, there is a sheet hanging on the line as a domestic flag with smell of fabric softener. No other trace from people that use this place. There is no rail but a not very high wall. Although I'm not very tall and it is an obstacle big enough. I overcome it with a tiny chair; a beige one like those primary school chairs, that is always in the same place and where I leave it everytime I come back from the roof. Nobody else uses it, which is another trace that the roof is not a frequented space. Or nobody else but me needs the chair due to his or her one metre and seventy centemetres, at least, which make them good observers without needing help for their height.

I bring the beige chair closer to the wall and in front of my eyes, a sea of uneven horizons, edges of roofs, aerials, lightning conductors. The Cathedral, San Juan de Dios, San Jerónimo, The Alhambra and Sierra Nevada. A privileged landscape from the top of my beige school chair. I look at the sky; swifts fly over the summer sunset with their sharp screeches. My arms are wide open and I close my eyes and breathe, soaking up the fresh, light breeze. When I open my eyes, my neighbour, a plump, rosy-cheeked old woman is stunned watching me. She is carrying the washing bowl on her hip and she raises her hand to her forehead to avoid the last rays of light.

viernes, 8 de abril de 2011

DÓNDE QUEDA

Siempre hay que llegar más lejos
aspirar a lo más alto
ser más joven, fuerte y guapo
decir que no tienes miedos.

Hay que ser el más veloz
también el más elegante
una persona “importante”
el héroe de más valor.

Dime entonces dónde queda…

El calor de lo cercano
el contacto con la tierra
el consejo del anciano
el abrazo que consuela.

Dime entonces dónde queda…

Los besos lentos, sin prisa
la risa del carnaval
lo importante en cada cual
los héroes del día a día

Rocío Pérez Campaña

viernes, 5 de marzo de 2010

HUÉRFANO

Aunque con padre y madre, llegaste a nosotros huérfano y hambriento, para mostrarnos desde tu miserable existencia, la hipocresía de otro tiempo (que a la postre no resulta tan diferente de la de ahora). Fuiste ojos de quien no veía y a través de los suyos conociste la crudeza de la vida. Con el ingenio aguzado por el hambre, compartiendo incluso tu miseria con quien menos que tú tenía. Fuiste andariego cansado, conocedor del engaño del buldero, aguador con asno y prohibido por “La Santa”. Y por encima de lo que dijeran, amante de tu esposa y de la vida que siempre quisiste vivir.

Llegaste a nosotros huérfano, pero quizá ya encontraron definitivamente a tu padre.

http://www.elcultural.es/version_papel/LETRAS/26743/Primera_documentacion_sobre_el_autor_del_Lazarillo

lunes, 15 de febrero de 2010

EL METRO DE MADRID

No sé si veinte minutos de trayecto es un tiempo-muestra suficiente. Anticipo además al lector de mis no muy frecuentes visitas al metro en general y las muy escasas al metro de Madrid en particular. Lo que sí está claro es que en un metro como el de Madrid, veinte minutos ofrecen situaciones y caras de lo más variadas. Con ese movimiento pendular suave y a ratos imperceptible, como una madre dando ligeros toques con el pie al carrito, se cae en la tentación de dejarse llevar por la mecida e incluso marcarla un poco, como para arrullarse. O quizá más que arrullo… sea como movimiento de carreta que le lleva a uno a sus cadalsos particulares. Las expresiones de las caras casi no dejan lugar para las dudas y más parece carreta que carrito. Cuántas tristezas parecen sumarse en el subsuelo del metro de Madrid. Las miradas se pierden en las botas de enfrente o las más de las veces en las propias. O sobre las páginas de un libro convenientemente forrado de la intimidad que proporciona una desgastada hoja de periódico o un envoltorio de regalo. Pero casi siempre taciturnas y apagadas. A lo sumo, pasan de soslayo (o se arrojan, según el grado de descaro) sobre partes de aquí o de allá del cuerpo de otros pasajeros. Pero conté una. Conté una sonrisa, regalo de una diminuta niña de ojos rasgados y que me hizo sentir especial (aunque la realidad sólo fuera que era yo a quien tenía más cerca). Yo le devolví la sonrisa y el manido pero rotundamente eficaz gesto de esconderme tras la barra de sujeción. Ese fue el suceso iniciador de nuevas sonrisas en la niña, pero esta vez con el añadido de ser espléndidamente sonoras. En un contagio inesperado, terminó alcanzando a casi todo el vagón. Por unos minutos, el metro de Madrid brilló en algún subterráneo punto entre Goya y Ciudad Universitaria.

rpc

miércoles, 29 de abril de 2009

SILENCIO

Mirarse en silencio y decir tanto,
palabras de aire al parpadeo,
y alrededor de tu iris, un paseo,
entre beso y beso, me voy dando.
Escuchar el aire que respiras,
cosquilleo de la sangre por las sienes,
y rotundo en mi pupila te detienes
y sentir cómo se encajan nuestras vidas.





jueves, 2 de abril de 2009

INTENSIDAD

La ropa convertida en materia permeable, en tejidos vivos como piel. Intensidad en el roce más mínimo. Un particular país de Oz, a un sencillo toque de la puntera de nuestros zapatos…

Mundos furtivos bajo la mesa del café. Y caer en el campo gravitatorio de tu cuerpo. Y no querer salir.

miércoles, 1 de abril de 2009

ENVOLVENTE

Como espiral suave, tu abrazo evolvente y para mí gigante, calma los sentidos de las agresiones externas, de las pesadillas y los monstruos cotidianos. En tu aura reposan mis latidos, el tiempo se mide por la sucesión de los besos y los segundos se aburren de nosotros y se atrincheran en los relojes. A cada pregunta la respuesta es un nuevo y dulce misterio, en el interior de tu abrazo envolvente…

miércoles, 25 de marzo de 2009

PEQUEÑAS GRANDES COSAS

Porque a cada momento ocurren sucesos diminutos, imperceptibles, fuera de casi todos los sentidos, aparentemente. De ellos están llenos los vacíos y los silencios. En ellos hay breves pero intensas bellezas. Filamentos de luz, materia de sueños, felicidad en infinitesimales dosis. Los pequeños detalles son productores en potencia de sonrisas, de lágrimas, de emociones… fabricantes de vida. Quiero llenarme de esos sucesos diminutos, como arena de playa en los pliegues de mi ropa.

Qué grandes son los sucesos diminutos.

Qué grande eres, pequeño.

miércoles, 4 de marzo de 2009

EL REGRESO


Y sesenta y seis años después, aquel hombrecillo gentil de cabellos de oro, bajó de las estrellas; había vuelto. Nadie pudo avisar a Antoine. Tuvo una “panne”, pero esta vez no pudo arreglar el motor…


Como en su primera visita sólo había estado en el desierto y su zorro, inexplicablemente, no estaba esperándole puntualmente, pensó que era un buen momento para viajar y conocer nuevos lugares de este curioso planeta.
Encontró ciudades altas, llenas de humo… es muy peligroso no deshollinar los volcanes diariamente, muy arriesgado, pensaría. Láminas de agua que no reflejaban las estrellas, bosques vacíos, baobabs de hierro arrancando el suero a las entrañas de la tierra. Calles para locos en desfile, hablando solos, con las miradas perdidas, preocupados por el tiempo que les muerde los bajos de los pantalones. Naturaleza mal enmacetada, copias baratas de los orígenes. Qué extraño. Cómo pudo cambiar tanto todo en tan poco tiempo.


Y siguió caminando sorprendido a cada paso y… (fin de la primera parte)


lunes, 2 de marzo de 2009

OTRA VEZ MADRID

Heterogénea y compleja (para mí), otra vez Madrid.
Esta vez conseguí volver con un buen esquema de grandes espacios ubicados en mi mente y te sentí más cercana, más mía. Paseé apoyando bien las plantas de mis pies, para no pasar de puntillas sobre nada y dejar mi pequeña huella en las calles recorridas.
Te respiré, te miré, te escuché, te comí, te caminé. Incluso caí en el tópico de remarte… y no pude evitar fotografiar a un barquillero de aire chulapo.

Pero pese a todo, en esta segunda visita eché algo en falta... Y de repente me encontré sonriendo mientras estiraba el cuello para mirar los árboles altos de la Castellana.
1-03-09
R.P.C.

jueves, 26 de febrero de 2009

Recuerdo…

Recuerdo, siendo muy niña, pasear por el centro de Priego de la mano de mis padres, cuando la feria llenaba de gente, "cacharricos" y olor a manzana de caramelo y pollo asado la Carrera de las Monjas, la Calle Río y el Palenque. Sé que yo era muy pequeña porque al caminar cerca de ella, que estaba sentada en el suelo, casi podía verle los ojos a mi misma altura, aunque nunca cruzamos las miradas.
Ochenta años, quizá más. Me preguntaba por qué estaba allí, sola. Me despertaba una extraña ternura, quizá porque cubría su cabeza con un pañuelo negro, como lo hacía mi abuela. Quizá porque todo era color y risas y música y ella permanecía allí, sentada en la acera, en la esquina que daba a la plaza Palenque, alzando su mano blanquecina y arrugada. A veces, yo pedía a mis padres una moneda de cinco duros y muy lentamente, la depositaba en su palma abierta y asurcada. Ella cerraba la mano, apretando el puño e inclinaba un poco más la cabeza hacia el suelo. Vestía luto riguroso y parecía una figura inmóvil, en el suelo, ante el tránsito continuado de la feria.

Un recuerdo o un sueño, quizá ambos. Pero de vez en cuando viene a mi memoria su silueta oscura. No sé quién era y nunca cruzamos las miradas.

miércoles, 25 de febrero de 2009

RESET

He barrido un poco por aquí. Me hacía falta limpiar y oxigenar este espacio, para que quede listo para nuevas palabras y acuarelas.
Pero no me resisto a dejar la mirada felina. Me transmitió mucha fuerza mientras la dibujaba y me la sigue transmitiendo cada vez que la miro.

sábado, 31 de enero de 2009

MIRADA

Tengo una cuenta pendiente con el lince desde hace años... se me resiste su dibujo.


Como suelo hacer en mi vida diaria... me quedo con lo mejor.